Tratado de Melquisedec: Descubrir y realizar su razón de ser
Para saber lo que has venido a hacer sobre la tierra, es
preciso comenzar por formularse la pregunta.
Algunos pasan su vida de prisa, de prisa hacia delante,
sin jamás preguntarse a dónde es que van. Sufren, sin
saber por qué y, despiertan demasiado tarde ya, para
vivir su verdadera vida. Pues, ¿por qué te tomarías la pena de desear cambiar, si
eres feliz como estas? Supongamos, no obstante, que no eres feliz y que no
tienes la menor idea del sentido que le has dado a tu
vida. Lo único que sabes, es que has perdido el
horizonte; no sabes a dónde tú, vas. No eres feliz y
quieres cambiar esto.
- Descubre tu razón de ser. Así como hay
millones de flores o de estrellas y cada una
es diferente y única, nos sucede a los seres
humanos.
Según Melquisedec, cada vida tiene un
sentido especial y sólo con reconocer que la
tuya tiene un sentido único, valorarás más tus
cualidades y tu entorno, y de esta forma éstas
te brindarán un mayor apoyo en tu búsqueda.
Es distinto vivir la vida, a decidir darle
un sentido a ésta.
En tu corazón tienes las respuestas, y
encontrarlas requiere el coraje de decidir crecer.
-Construye tu propia visión. ¿Cómo quieres
que tu vida sea en el futuro? ¿Cómo quieres
hacer la diferencia? ¿Qué te falta aprender?
¿Qué tienes que cambiar o mejorar? ¿Qué tienes
que valorar más en ti para acercarte a ese
camino?
-Conoce los peligros del camino. No te asustes
con tus miedos, ni desánimos.
No mires hacia atrás sólo para reprocharte,
elige la compañía y los consejos adecuados así
a veces no sean los más gratos.
-Aprende a sobrepasar los obstáculos. No le
temas al fracaso ni a los errores, témele al
quedarte en ellos, el peor fracaso es no intentar.
-Mas allá del deseo: la sabiduría. El
caminante inteligente va encontrando su propia
sabiduría, no tiene que ver con la edad, ni el
tiempo ni las dificultades, sino con la verdadera
apertura de corazón.
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