martes, 6 de septiembre de 2011
La duda
Siempre que permitas alguna duda, tu corazón se pone tenso... porque
el corazón se relaja con la confianza y se encoge con la duda.
Cuanto más estés en la cabeza, más se
contrae el corazón. Cuando no estas en la cabeza, el corazón se abre como una
flor de loto... y es tremendamente hermoso cuando se abre. Entonces estas
realmente vivos y el corazón relajado. Pero el corazón solo se puede relajar
con la confianza, con el amor. Con la sospecha, con la duda, la mente entra. La
duda es la puerta de la mente. Es como un cebo. Sales a pescar y pones un
cebo. Las dudas son el cebo de la mente.
Una vez que te ves atrapados en la duda,
estas atrapados en la mente. De modo que cuando surja la duda, si es que
llega, no merece la pena. No digo que tu duda sea siempre errónea; no. Soy
la última persona en decir eso. Tu duda puede ser perfectamente correcta,
pero entonces también es errónea porque te destruye el corazón. No vale la
pena.
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