viernes, 2 de septiembre de 2011
La vida no planificada
No hay planificación en la existencia; su
belleza radica en que no se puede planificar. Una vida no planificada posee una
belleza tremenda porque siempre hay una sorpresa esperando en el futuro.
El futuro no va a ser simplemente una
repetición; algo nuevo acontece siempre y uno no puede darlo por hecho.
La gente segura lleva una vida burguesa.
Esto significa levantarse a las siete y media, tomar el desayuno a las ocho,
subir a las ocho y media al tren que lo llevará a la ciudad, regresar a las
cinco y media, tomar el té, leer el periódico, ver la televisión, luego cenar,
hacer el amor con la mujer sin ningún amor e irse a la cama. Eso mismo vuelve a
empezar al día siguiente. Todo está asentado y no hay sorpresa: el futuro no
será otra cosa que el pasado repetido una y otra vez. Desde luego, no hay
miedo. Has hecho estas cosas tantas veces que has adquirido destreza.
Puedes hacerlas otra vez.
Con lo nuevo hay miedo, porque nunca se
sabe si uno será capaz de hacerlo. Uno está haciendo siempre por primera vez,
de modo que siempre se está inseguro acerca de si se va a conseguir. Pero en
ese entusiasmo y en esa aventura esta la vida... digamos estar vivos, porque
la vida también se ha convertido en una palabra aburrida y muerta..., estar
vivos y fluyendo.
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