miércoles, 14 de septiembre de 2011
Mirando en la oscuridad
A veces, cuando entras en tu habitación parece oscura. Pero entonces
te sientas y descansas, y poco a poco la oscuridad desaparece. La habitación
está llena de luz. No es que haya sucedido algo. Lo que pasa es que tus ojos se han acostumbrado a mirar en la oscuridad.
Todos los días, durante treinta minutos, sientate en un rincón, cierra los ojos y crea oscuridad -tan oscura como puedas
imaginar- y luego mirad en esa oscuridad. Si te resulta difícil, simplemente
piensa en una pizarra ante ti, muy oscura y negra. Poco a poco podrás imaginar más oscuridad. Quedaras tremendamente sorprendido de que cuanto más
mires en la oscuridad, más claros serán vuestros ojos.
Y si hay miedo, permitelo. De hecho, deberías
disfrutarlo. Deja que esté ahí; empieza a temblar. Si el temor inicia una
cierta vibración en ti, déjalo, tiembla. Asustate todo lo que puedas.
Casi permite que te posea... y ve lo hermoso que es. Es prácticamente un
baño... y con él se desvanecerá mucho polvo. Cuando salgái de ese temblor, te sentiras muy vivos, vibrantes de vida, palpitando con una nueva energía,
rejuvenecidos.
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