jueves, 8 de diciembre de 2011
El corazón pasado por alto
Hemos pasado por alto nuestros corazones, hemos
entrado en nuestras cabezas directamente, sin pasar por el corazón. Hemos
elegido un atajo.
Por determinados motivos, el corazón ha sido
descuidado, apartado... porque el corazón es un fenómeno peligroso.
En primer lugar, el corazón es
incontrolable, y el hombre siempre teme todo lo que está fuera de control. La
cabeza es controlable. Está dentro de ti y en tus manos; puedes dirigirla. El corazón es más grande que tu; la cabeza está dentro de ti. No se da el mismo caso con el corazón: Tu estas dentro de él.
Cuando el corazón despierte, te sorprenderá saber que eres un punto diminuto
en él. Es más grande que tu, es vasto. Y el hombre siempre teme perderse
en algo vasto.
La función que desempeña es misteriosa, y
el misterio nos vuelve naturalmente aprensivos. ¿Quién sabe qué va a pasar? ¿Y
cómo va a encararlo uno? Nunca se está preparado en lo concerniente al
corazón. Con este, las cosas acontecen de forma inesperada. Extraños son sus
caminos, de ahí que el hombre haya decidido apartarlo, ir directamente a la cabeza y mantener contacto con la realidad a través de la cabeza.
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