martes, 27 de diciembre de 2011
Somos como lázaro
En el Nuevo
Testamento se encuentra la bella historia de Lázaro. Algunos no la han
comprendido a cabalidad.
Lázaro muere.
Es el hermano de María Magdalena y Marta y un gran devoto de Jesús. Jesús está
ausente, y cuando recibe la información y la invitación a que ‘vuelva
inmediatamente’, ya han pasado dos días. Cuando llega a la casa de Lázaro, ya
han pasado cuatro días. Pero María y Marta lo están esperando; tal es su
confianza en él. Toda la aldea se ríe de ellas. A ojos de los demás, ellas son
necias porque están conservando el cadáver de Lázaro en una cueva, vigilándolo
día tras día, haciendo guardia. Pero el cadáver ha comenzado a heder, a
deteriorarse.
Los aldeanos
les dicen: ‘Ustedes son necias! Jesús no puede hacer nada. Cuando alguien está
muerto, está muerto!’ Jesús llega. Se dirige a la cueva, pero no entra sino que
permanece afuera y llama a Lázaro, pidiéndole que salga. La gente se congrega.
Algunos se ríen y piensan: ‘Este hombre debe de estar loco!’
Alguien le
pregunta: ‘Qué está usted haciendo? Está muerto! Ha estado muerto cuatro días.
De hecho, entrar a la cueva es difícil. El cadáver está hediendo. Es imposible!
A quién llama?’ Imperturbable, Jesús grita una y otra vez: ‘Lázaro, sal!’ La
multitud se lleva una gran sorpresa: Lázaro sale de la cueva, trastornado,
sacudido, como si saliera de un largo sueño, como si hubiera caído en un coma.
Él mismo no logra creer lo que le ha ocurrido, o por qué estaba en la cueva.
Poco importa si
Lázaro estaba muerto de verdad o no. Poco importa si Jesús era capaz de
resucitar a los muertos. Es absurdo enredarse en tales discusiones. Sólo los
eruditos son tan necios. Ninguna persona de entendimiento podrá creer que este
relato es histórico. Es mucho más! No es un hecho, es una verdad. No es algo
que ocurre en el tiempo; es más: es algo que ocurre en la eternidad.
Ustedes todos
están muertos. Están en la misma situación que Lázaro. Todos viven en cuevas
oscuras. Todos están hediendo y deteriorándose... pues la muerte no es algo que
sobreviene de repente un día. Están muriendo todos los días, desde el día de su
nacimiento. Es un proceso largo, que toma setenta, ochenta o noventa años para
concluir.
Cada momento
hay algo en ti que muere, pero no estás consciente de ello. Sigues como si
estuvieras vivo; sigues viviendo como si supieras lo que es la vida.
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1 comentario:
Pues ssi, buena reflexión. La verdad debo aceptar que más de una vez he esperado que Jesus venga y me saque de la cueva.
Pero creo que uno debe aprender a vivir como si no estuviese muriendo a diario... es mucho más fácil predicarlo que practicarlo pero bueno, al menos hay que intentarlo.
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