miércoles, 2 de diciembre de 2009

USTED PUEDE SANAR SU VIDA



Capítulos del libro


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Nuevos modelos mentales
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Nuevos modelos mentales V



Me acepto y me apruebo».
Repitalo por lo menos trescientas o cuatrocientas veces al día. No, no son demasiadas. Cuando usted se preocupa por algo, vuelve a acordarse de su problema por lo menos otras tantas veces; ahora, deje que la frase «Me acepto y me apruebo» se convierta en un mantra, en algo que usted se dice y se repite interminablemente, casi sin pausa alguna.

Le garantizo que esta frase es infalible para hacer aflorar a la conciencia todo lo que uno mantiene sepultado en sus profundidades, y que se opone a esta afirmación.
Cuando asome un pensamiento negativo como, por ejemplo, «¿Cómo puedes aceptarte y aprobarte si eres gordo?», o «¡Qué tonta que eres si te crees que eso sirve para algo!», o simplemente «Eres un inútil», o cualquier otro enunciado negativo, ése es el momento de asumir el control de su mente. No le dé importancia al asunto. Considere esa idea como lo que es —otra manera de hacer que usted continúe viviendo en el pasado-, y dígale amablemente: «Tú ya puedes irte; yo me acepto y me apruebo».
Ya el sólo hecho de pensar en hacer el ejercicio puede traerle a la mente un montón de objeciones: «Qué tontería», o «Eso no me parece posible», o «Vaya mentira», o «Es pura presunción», o «¿Qué es lo que puedo aprobar de mí si estoy  haciendo esto?».
Déjelas pasar a todas. Esas ideas no son más que resistencias, que no tienen ningún poder sobre usted, a menos que decida creérselas.  «Me acepto y me apruebo, me acepto y me apruebo, me acepto y me apruebo.» Pase lo que pase, le digan lo que le digan, le hagan lo que le hagan, usted siga repitiéndoselo. De hecho, cuando pueda decirse eso sea cual sea la situación en la que se encuentre, sabrá que está creciendo y cambiando.
A menos que se lo concedamos, las ideas no tienen ningún poder sobre nosotros; no son
más que sartas de palabras, que no tienen absolutamente ningún significado.
El significado se lo damos nosotros. Nosotros decidirnos cuál es el significado que vamos a darles. Decidamos, entonces, pensar cosas que nos ayuden y nos apoyen.
Parte de la aceptación de sí mismo reside en liberarse de las opiniones ajenas.
Si yo estuviera con usted y le dijera insistentemente «Eres un cerdo de color púrpura», usted se reiría de mí, o se fastidiaría conmigo y pensaría que estaba chiflada. Sería muy improbable que se creyera que
eso es verdad. Y, sin embargo, muchas de las cosas que hemos decidido creer acerca de
nosotros son tan disparatadas y tan falsas como ésa. Creer que su valor intrínseco depende de
la forma de su cuerpo es su propia versión de creerse que es un cerdo de color púrpura.
Con frecuencia, aquellas cosas nuestras que consideramos «malas» no son más que expresiones
de nuestra propia individualidad.




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