martes, 7 de septiembre de 2010

CRISTO: LA REALIDAD DE LA PRESENCIA DIVINA QUE HAY EN USTED

No se quede apegado a ninguna palabra. Usted puede sustituir Cristo por presencia, si eso es más significativo para usted. Cristo es la esencia divina que hay en usted o el Ser, como se le llama a veces en Oriente. La única diferencia entre Cristo y presencia es que Cristo se refiere a la divinidad que mora en usted, independientemente de que sea consciente de ello o no, mientras que presencia significa su divinidad o esencia de Dios ya despierta.
Se aclararán muchos malentendidos y falsas creencias sobre Cristo si usted se da cuenta de que en Cristo no hay pasado ni futuro. Decir que Cristo fue o será es una contradicción de términos. Jesús fue. Fue un hombre que vivió hace dos mil años y realizó la presencia divina, su verdadera naturaleza. Y por lo tanto dijo: "Antes de que Abraham fuera, yo soy". No dijo: "Yo ya existía antes de que Abraham hubiera nacido". Eso hubiera significado que estaba todavía en la dimensión de la identidad con el tiempo y la forma. Las palabras yo soy usadas en una frase que empieza en pasado indican un cambio radical, una discontinuidad en la dimensión temporal. Es una afirmación de tipo Zen de gran profundidad. Jesús intentó comunicar directamente, no a través del pensamiento discursivo, el significado de la presencia, de la autorrealización. Había ido más allá de la dimensión de la conciencia gobernada por el tiempo, al reino de lo intemporal. La dimensión de la eternidad había venido a este mundo. Eternidad, por supuesto, no significa tiempo sin fin, sino negación del tiempo. Así pues, el hombre Jesús se convirtió en Cristo, un vehículo para la conciencia pura. ¿Y cuál es la definición de sí mismo que hace Dios en la Biblia? ¿Dijo Dios "Yo siempre he sido y siempre seré"? Por supuesto que no. Eso habría dado realidad al presente y al pasado. Dios dijo: "YO SOY EL QUE SOY". No hay tiempo aquí, sólo presencia.
La "segunda venida" de Cristo es una transformación de la conciencia divina, un cambio del tiempo a la presencia, del pensamiento a la conciencia pura, no la llegada de un hombre o una mujer. Si "Cristo" fuera a volver mañana en forma externa no podría decirle sino: "Yo soy la Verdad. Soy presencia divina. Soy vida eterna. Soy en ti. Soy aquí. Soy Ahora".



Nunca personalice a Cristo. No convierta a Cristo en una identidad con forma. Los avatares, las madres divinas, los maestros iluminados, los poquísimos que son reales, no son especiales como personas. Sin un falso yo que sostener, que defender y que alimentar, son más sencillos, más ordinarios que el hombre o mujer ordinarios. Alguien con un ego fuerte los consideraría insignificantes o, más probablemente, no los vería en absoluto. Si usted es atraído por un maestro iluminado es porque hay en usted ya suficiente presencia para reconocer la presencia en otro. Hubo muchas personas que no reconocieron a Jesús o al Buda, así como hay y siempre ha habido muchas personas que son atraídas por los falsos maestros. Los egos son atraídos por egos mayores. La oscuridad no puede reconocer la luz. Así pues, no crea que la luz está fuera de usted o que sólo puede llegar a través de una forma particular. Si sólo su maestro es una encarnación de Dios ¿entonces quién es usted? Cualquier tipo de exclusividad es identificación con la forma y la identificación con la forma significa ego, no importa lo bien disfrazada que esté. Use la presencia del maestro para reflejar de nuevo hacia usted su identidad más allá del nombre y de la forma y volverse más intensamente presente. La presencia es una. El trabajo de grupo puede ser también útil para intensificar la luz de su presencia. Un grupo de gente que se reúne en un estado de presencia genera un campo de energía colectiva de gran intensidad. No sólo eleva el grado de presencia de cada miembro del grupo sino que también ayuda a liberar la conciencia colectiva humana de su estado habitual de dominio de la mente. Eso hará el estado de presencia cada vez más accesible a los individuos. Sin embargo, a menos de que por lo menos un individuo del grupo esté ya firmemente establecido en ella y pueda así sostener la frecuencia de energía de ese estado, la mente egotista puede fácilmente reafirmarse y sabotear los esfuerzos del grupo. Aunque el trabajo del grupo es invaluable, no es suficiente, y usted no debe llegar a depender de él. Tampoco debe llegar a depender de un profesor o un maestro, excepto durante el periodo de transición, cuando está aprendiendo el significado y la práctica de la presencia.


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