lunes, 18 de octubre de 2010

LA ENTREGA EN LAS RELACIONES PERSONALES

¿Y qué pasa con la gente que quiere usarme, manipularme o controlarme? ¿Debo someterme a ellos?

Están separados del Ser, así que inconscientemente intentan tomar energía y poder de usted. Es cierto que sólo una persona inconsciente tratará de usar o manipular a los demás, pero es igualmente cierto que sólo una persona inconsciente puede ser usada y manipulada. Si usted se resiste o lucha contra la conducta inconsciente de los demás, usted también se vuelve inconsciente. Pero la entrega no significa que usted permita que lo usen las personas inconscientes. En absoluto. Es perfectamente posible decir "no" firme y claramente a una persona o apartarse de una situación y estar en un estado de completa falta de resistencia interior al mismo tiempo. Cuando usted dice "no" a una persona o a una situación, procure que su reacción nazca de la comprensión, de una clara conciencia de lo que es correcto o no para usted en ese momento. Haga que sea un "no" no reactivo, un "no" de alta calidad, un "no" libre de toda negatividad y que así no cree más sufrimiento.

Estoy en una situación en el trabajo que es desagradable. He intentado entregarme a ella, pero lo encuentro imposible. Sigue surgiendo mucha resistencia.

Si usted no puede entregarse, actúe inmediatamente. Hable o haga algo para producir un cambio en la situación, o apártese de ella. Asuma responsabilidad de su vida. No contamine su hermoso, radiante Ser interior ni la Tierra con negatividad. No le dé a la infelicidad en cualquier forma un lugar de residencia en su interior.
Si usted no puede actuar, por ejemplo, si está en prisión, le quedan dos elecciones: la resistencia o la entrega. La sujeción o la libertad interior de las condiciones externas. El sufrimiento o la paz interior.

¿La no resistencia debe practicarse también en la conducta externa de nuestra vida, como por ejemplo la no resistencia a la violencia, o es algo que sólo concierne a nuestra vida interior?

Usted sólo necesita preocuparse del aspecto interior. Eso es primordial. Por supuesto, eso también transformará la conducta de su vida externa, sus relaciones y así sucesivamente.
Sus relaciones cambiarán profundamente con la entrega. Si usted no puede aceptar nunca lo que es, eso implica que tampoco podrá aceptar a las personas como son. Usted juzgará, criticará, encasillará, rechazará o intentará cambiar a las personas. Además, si usted convierte continuamente al Ahora en un medio para alcanzar un fin en el futuro, usted también convertirá a cada persona que encuentre o con la que se relacione en un medio para un fin. La relación -el ser humano- es entonces de importancia secundaria para usted, o sin ninguna importancia. Lo que usted puede obtener de la relación es lo primordial, sea ello una ganancia material, una sensación de poder, placer físico, o alguna forma de gratificación del ego.
Permítame ilustrarle cómo la entrega puede funcionar en las relaciones. Cuando usted se involucra en una discusión o en alguna situación de conflicto, quizá con una pareja o con alguien cercano a usted, empiece por observar cómo se vuelve defensivo según es atacada su posición, o sienta la fuerza de su propia agresión según ataca la posición de la otra persona. Observe su apego a sus puntos de vista y opiniones. Sienta la energía mental-­emocional que hay tras su necesidad de tener la razón y de mostrar lo equivocada que está la otra persona. Esa es la energía de la mente egotista. Usted lo hace consciente al reconocerlo, al sentirlo tan plenamente como sea posible. Entonces un día, en medio de una discusión, se dará cuenta súbitamente de que tiene una opción y puede que decida abandonar su reacción, sólo para ver qué pasa. Usted se entrega. No me refiero a abandonar la reacción sólo verbalmente diciendo: "De acuerdo, usted tiene razón" con una cara que dice: "Estoy por encima de toda inconsciencia infantil". Eso es sólo desplazar la resistencia a otro terreno, con la mente egotista todavía dominando, reclamando superioridad. Estoy hablando de soltar todo el campo de energía mental-­emocional que está dentro de usted luchando por el poder.
El ego es astuto, así que usted debe estar muy alerta, muy presente y ser totalmente honesto consigo mismo para ver si ha abandonado verdaderamente su identificación con una posición mental y se ha liberado así de su mente. Si usted súbitamente se siente muy ligero, claro y profundamente en paz, ese es un signo inequívoco de que se ha entregado verdaderamente. Entonces observe qué ocurre a la posición mental de la otra persona cuando usted ya no la energiza con su resistencia. Cuando la identificación con las posiciones mentales deja de estorbar, comienza la verdadera comunicación.

¿Y qué hay de la no resistencia frente a la violencia, la agresión y las situaciones similares?

La no resistencia no significa necesariamente no hacer nada. Todo lo que significa es que cualquier acto se vuelve no reactivo. Recuerde la profunda sabiduría que subyace en la práctica de las artes marciales orientales: no se resista a la fuerza del oponente. Ceda para superarla.
Se ha dicho que "no hacer nada" cuando usted está en un estado de intensa presencia es un elemento transformador poderoso y un curador de la situaciones y de la gente. En el taoísmo, hay un término llamado wu wei, que se traduce habitualmente como "actividad sin acción" o sentarse en silencio sin hacer nada. En la antigua China, esto se consideraba uno de los más altos logros o virtudes. Es radicalmente diferente de la inactividad en el estado ordinario de conciencia, o más bien de inconsciencia, que brota del miedo, la inercia o la indecisión. El verdadero "no hacer nada" implica no resistencia interior e intenso estado de alerta.
Por otro lado, si se requiere acción, usted ya no reaccionará a partir de su mente condicionada, sino que responderá a la situación a partir de su presencia consciente. En ese estado, su mente está libre de conceptos, incluido el concepto de no violencia. ¿Así que, quién puede predecir lo que usted hará?
El ego cree que su fuerza se encuentra en su resistencia, mientras que en verdad la resistencia lo separa del Ser, el único lugar de verdadero poder. La resistencia es debilidad y miedo enmascarados como fuerza. Lo que el ego ve como debilidad es su Ser en su pureza, inocencia y poder. Lo que ve como fuerza es debilidad. Así pues el ego existe en un modo de resistencia continua y simula papeles para encubrir su "debilidad", que en realidad es su poder.
Hasta que haya entrega, la representación inconsciente de papeles en un drama constituye una parte importante de la interacción humana. En la entrega, usted ya no necesita defensas del ego ni falsas máscaras. Usted se vuelve muy sencillo, muy real. "Eso es peligroso" dice el ego. "Vas a resultar herido. Te vas a volver vulnerable". Lo que el ego no sabe, desde luego, es que sólo abandonando la resistencia, volviéndose "vulnerable", usted puede descubrir su verdadera invulnerabilidad.

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