Hemos
estado hablando acerca del temor. ¿No creen ustedes que lo que llamamos
religión es en realidad el resultado del temor?
Tienen que haber advertido cómo sus padres, sus abuelos o sus parientes
van al templo, adoran un ídolo, repiten frases del Gita o de algún otro libro
sagrado, o practican algún ritual. Hacer
estas cosas y creer en algo, es lo que ellos llaman religión. ¿Pero piensan
ustedes que es así? Ir al templo, poner
flores a los pies de un ídolo hecho por la mano, practicar algún ritual día
tras día, año tras año hasta que mueren, ¿es religión eso?
Y si la religión no es la veneración de una cosa hecha por la mano del llamado DIOS, ¿es entonces
la veneración de algo hecho por la mente humana?
Cuando ustedes entran en un templo ven ahí un ídolo que algún escultor
ha labrado en la piedra. La gente pone
flores delante de esta imagen, vierte agua sobre ella, la viste; eso es lo que
ellos llaman religión, y piensan que es irreligioso no hacer estas cosas.
También
tenemos una idea de lo que es Dios, y esa idea es creada por la mente, ¿no es
así? El ídolo es fabricado por la mente
mediante la mano, y la idea de Dios es elaborada y sostenida en la mente como
algo maravilloso, algo que debe venerarse igual que al ídolo sagrado. Tanto la idea como el ídolo son hechura de la
mente, ¿verdad? Obviamente no son Dios,
porque es la mente la que los ha inventado.
En Europa verán ustedes la figura esculpida de un ser humano desnudo y
clavado en una cruz, y ellos adoran esa figura.
Aquí en la India hacemos lo mismo de una manera diferente. Ya sea en la India, en Europa o en América,
le rezamos a una imagen, adoramos una idea y gradualmente edificamos una cosa
llamada religión, una religión inventada por la mente.
Vean,
tenemos miedo de estar solos, queremos algo que nos ayude. A la edad de ustedes queremos ser ayudados
por nuestra madre, por nuestro padre, por nuestro abuelo; a medida que vamos
creciendo seguimos deseando que alguien nos ayude, porque la vida es muy
difícil; queremos un padre glorificado que nos proteja, que nos diga lo que
debemos hacer. Por lo tanto, debido a
este miedo de estar solos, de que nadie nos ayude, creemos en un Dios que va a
ayudarnos; pero eso sigue siendo una invención de la mente, ¿no es así? A causa de que tenemos miedo y queremos que
se nos guíe y se nos diga qué es bueno y qué es malo, cuando somos mayores
creamos una religión que no es religión en absoluto. La religión, pienso, es algo totalmente
distinto, y para encontrar la cosa verdadera, es obvio que tenemos que estar
libres de la cosa que el hombre inventa. ¿Lo siguen? Para descubrir lo que es Dios, para descubrir
algo real, uno debe estar libre de todos los adornos pseudorreligiosos que el
hombre mismo se ha impuesto. Ustedes
podrán descubrir lo real sólo si están completamente libres de temor, lo cual
quiere decir que cuando hayan crecido y salgan para ingresar en el mundo, deben
tener la inteligencia para descubrir de qué tienen miedo; para descubrirlo,
sacarlo del armario de la mente, mirarlo y no escapar de ello.
Casi
todos tenemos miedo de estar solos. ¿Alguna vez salimos a pasear a solas? Muy raramente. Siempre queremos que alguien
nos acompañe porque deseamos charlar, deseamos contarle a alguien una historia,
estamos todo el tiempo hablando, hablando, hablando: de ese modo jamás estamos
solos, ¿verdad? Cuando uno es mayor y
sale a dar un paseo a solas, descubre muchísimas cosas. Descubre sus propios modos de pensar, y
entonces comienza a observar todas las cosas que lo rodean: el mendigo, el
hombre estúpido, el hombre listo, el rico y el pobre; uno se percata de los
árboles, de los pájaros, de la luz sobre una hoja. Ustedes verán todo esto cuando salgan
solos. Al estar solos, pronto
descubrirán que están atemorizados. Y es
porque estamos atemorizados por lo que hemos inventado esta cosa llamada religión.
Se
han escrito volúmenes acerca de Dios y de lo que debemos hacer para aproximamos
a Él; pero la base de todo eso es el temor.
En tanto estemos atemorizados, no podremos encontrar nada real. Si uno teme la oscuridad, no se atreve a
salir, de manera que se cubre con la sábana y se duerme. Para salir y mirar, para descubrir lo real,
uno tiene que librarse del temor, ¿no es así?
Pero ya lo ven, es muy difícil libramos del temor. La mayoría de los adultos dice que ustedes
sólo podrán librarse del temor cuando sean más grandes, cuando hayan acumulado
conocimientos y hayan aprendido a disciplinar la mente. Ellos piensan que la libertad es algo muy
lejano, que está al final, no al principio.
Pero, ciertamente, tiene que haber libertad desde la infancia, de lo
contrario jamás serán libres.
Vean,
estando ellos mismos atemorizados, los adultos les disciplinan a ustedes, les
dicen qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, les dicen que deben
hacer aquello y no esto, que deben pensar en lo que dirá la gente, etc. Ejercen toda forma de control para hacerlos
encajar dentro del surco, dentro de un armazón, de un patrón, y a esto lo
llaman disciplina. Siendo muy jóvenes y
a causa del propio temor, ustedes encanan; pero esto no les ayuda, porque
cuando meramente encajan, no comprenden.
Ahora
mirémoslo de otro modo. Si no se les
disciplinara, si no fueran controlados o reprimidos, ¿harían ustedes lo que les
place? ¿Harían lo que se les antoja si no hubiera nadie para decirles lo que
deben hacer? Ahora probablemente lo
harían porque están acostumbrados a que los fuercen, a que los sujeten o los
pongan en un armazón, y como reacción harían algo contrario a eso. Pero supongamos que desde la infancia, desde
el comienzo mismo cuando pasan por la escuela, el maestro discutiera las cosas
con ustedes y no les dijera lo que deben hacer, ¿cómo responderían
entonces? Si desde el principio mismo el
maestro les señalara que ser libres es lo primero, no lo último cuando están a
punto de morir, ¿qué ocurriría entonces?
La
dificultad está en que ser libre exige una gran dosis de inteligencia; y como
ustedes no saben todavía lo que es ser libre -libre para hacer lo que uno ama
realmente-, es función del maestro ayudarles a descubrir los caminos de la
inteligencia. Es la inteligencia la que
nos libera del temor. En tanto haya
temor, estarán ustedes imponiéndose constantemente alguna clase de disciplina:
debo hacer esto y no aquello, debo creer, debo adaptarme, debo practicar puja,
etc. Esta autodisciplina nace toda del
temor, y donde hay temor no hay inteligencia.
De
modo que la educación, propiamente hablando, no es sólo un asunto de leer
libros, aprobar exámenes y conseguir un empleo.
La educación es un proceso por completo diferente, se extiende desde el
momento en que nacen hasta el momento en que mueren. Podrán leer innumerables libros y ser muy
ingeniosos, pero no creo que el mero ingenio sea una señal de, educación. Si son solamente ingeniosos, se pierden
muchísimo de la vida. Lo importante es
que en primer lugar averigüen de qué están atemorizados, a fin de que
comprendan el temor y no escapen de él.
Cuando nuestra mente está de verdad libre de las exigencias de cualquier
tipo, cuando ya no es más envidiosa, adquisitiva, sólo entonces puede descubrir
qué es Dios. Dios no es lo que la gente
dice que es. Dios es algo por completo
diferente, algo que revela su existencia cuando uno comprende, cuando ya no hay
más temor.
Por
lo tanto, la religión es verdaderamente un proceso de educación, ¿no es
así? La religión no es un asunto de qué
creer o qué no creer, de practicar rituales o de aferramos a ciertas
supersticiones; es un proceso de educamos en el sentido de la comprensión, de
modo tal que nuestra vida se vuelva extraordinariamente rica y ya no seamos más
seres humanos temerosos, mediocres. Sólo
entonces podremos crear un mundo nuevo.
Los
políticos y los líderes religiosos dicen que la creación de un mundo nuevo está
en manos de los jóvenes. ¿No han oído eso?
Probablemente cientos de veces.
Pero ellos no les educan para que sean libres; y para crear un mundo
nuevo tiene que haber libertad. Los
adultos, que han hecho una atroz confusión de las cosas, les educan según el
patrón de sus propias ideas. Dicen que
son ustedes, la nueva generación, los que deben crear un mundo nuevo; pero al
propio tiempo les ponen dentro de una jaula, ¿verdad? Les dicen que deben ser indios, parsis, esto
o aquello, y si ustedes siguen sus ideas, es obvio que van a crear un mundo
exactamente igual al presente. Un mundo
nuevo puede ser creado sólo si creamos desde la libertad, no desde el temor, no
desde la superstición ni sobre la base de lo que ciertas personas han dicho
acerca de lo que el mundo nuevo debería ser.
Ustedes,
los jóvenes, la generación venidera, podrán dar origen a un mundo por completo
diferente sólo si se les educa para que sean libres y no se les fuerza a que
hagan algo que no aman o que no comprenden.
Por eso es importante que mientras son jóvenes sean verdaderos
revolucionarios, lo cual implica no aceptar nada sino investigar todas las
cosas a fin de descubrir qué es lo verdadero.
Sólo entonces podrán crear un mundo nuevo. De lo contrario, aunque puedan llamarlo con
un nombre diferente, perpetuarán el mismo mundo viejo de desdicha y destrucción
que siempre ha existido hasta el día de hoy.
¿Pero
qué nos ocurre generalmente cuando somos jóvenes? Las chicas se casan, tienen hijos y poco a
poco se marchitan. Los muchachos, cuando
han crecido, tienen que ganarse la vida, de modo que consiguen empleo y se les
exige que se adapten, se les obliga a seguir una profesión, les guste o no les
guste; al casarse y tener hijos son arrastrados por sus responsabilidades y, en
consecuencia, tienen que hacer lo que se les dice. Así, el espíritu de rebelión, el espíritu de
investigación, el espíritu de la búsqueda interna llega a su fin; todas sus
ideas revolucionarias de crear un mundo nuevo se extinguen porque la vida es
demasiado complicada para ellos. Tienen
que ir a la oficina, tienen un jefe para el cual deben hacer esto o aquello, y
paulatinamente el sentido de la investigación, de la rebelión, el anhelo de
crear un estilo de vida totalmente distinto, se destruye por completo. Por eso es importante tener este espíritu de
rebelión desde el comienzo mismo, desde la infancia.
Vean,
la religión, la verdadera, significa una rebelión para encontrar a Dios, lo
cual implica descubrir por uno mismo lo verdadero. No es una mera aceptación de los así llamados
libros sagrados, por antiguos y venerados que sean.
Interlocutor:
En su libro sobre la educación, usted sugiere que la educación moderna es un
completo fracaso. Me gustaría que explicara esto.
K.:
¿No es un fracaso, señor? Cuando usted
sale a la calle ve al hombre pobre y al rico, y cuando mira a su alrededor ve a
todas las personas que se dicen educadas riñendo, peleando, matándose unas a
otras en guerras que ocurren en todo el mundo.
Hoy existe el conocimiento científico suficiente para que podamos
proveer de alimento, ropa y albergue a todos los seres humanos; sin embargo, no
es eso lo que se hace. Los políticos y
otros líderes son en todo el mundo personas educadas, tienen títulos, grados,
togas y bonetes, son doctores y científicos; sin embargo, no han creado un
mundo en el cual el hombre pueda vivir dichosamente. Por lo tanto, la educación moderna ha fracasado,
¿no es así? Y si uno está satisfecho con
ser educado del mismo viejo modo, hará de la vida otra tremenda
Interlocutor:
¿Puedo saber por qué no debemos amoldarnos a los planes de nuestros padres, ya
que lo que ellos quieren es que seamos buenos?
K.:
¿Por qué deben ustedes amoldarse a los planes de sus padres, por meritorios,
por nobles que sean? No son mera
masilla, no son jalea para que les encajen en un molde. Y si encajan, ¿qué ocurre con ustedes? Se convierten en una así llamada buena chica
o un buen muchacho, ¿y después qué? ¿Saben qué significa ser buenos? La bondad no es meramente lo que la sociedad
dice o lo que dicen los padres. La bondad es algo por completo diferente, ¿no
es así? La bondad surge sólo cuando
tenemos inteligencia, cuando tenemos amor, cuando no tenemos miedo. No puedes ser bueno si tienes miedo. Puedes volverte respetable haciendo lo que
exige la sociedad, y entonces la sociedad te pone una guirnalda, dice qué
persona tan buena eres; pero ser meramente respetable no es ser bueno.
Mira,
cuando somos jóvenes no queremos amoldamos, y al mismo tiempo queremos ser
buenos. Queremos ser gentiles, dulces,
queremos ser considerados y hacer cosas amables; pero sabemos qué significa
todo eso y somos "buenos" porque tenemos miedo. Nuestros padres dicen: "Sé bueno",
y casi todos somos buenos, pero una "bondad" semejante consiste
meramente en vivir conforme a los planes de ellos para nosotros.
Interlocutor:
Usted dice que la educación moderna es un fracaso. Pero si los políticos no hubieran recibido
educación, ¿cree usted que podrían haber creado un mundo mejor?
K.:
No estoy del todo seguro de que no podrían haber creado un mundo mejor si no
hubieran recibido esta clase de educación. ¿Qué significa gobernar a la
gente? Después de todo, eso es lo que se
supone que hacen los políticos: gobernar a la gente. Pero son ambiciosos, desean poder, posición,
quieren ser respetados, quieren ser los conductores, ocupar el primer lugar; no
piensan en la gente, están pensando en sí mismos o en sus partidos, que son una
extensión de ellos mismos. Los seres
humanos son seres humanos, sea que vivan en la India, en Alemania, en Rusia, en
América o en la China; pero ya lo ven, al dividir a los hombres de acuerdo con
los países, son más los políticos que pueden tener grandes posiciones, de modo
que no les interesa pensar en el mundo como una totalidad. Son educados, saben leer, argumentar, hablan
incisamente acerca de ser buenos ciudadanos, pero los que deben ocupar el
primer lugar son ellos. ¿Dividir el mundo y crear guerras es lo que llamamos
educación? Los políticos no están solos
haciendo esto, todos lo hacemos. Algunas
personas quieren la guerra porque les rinde beneficios. De modo que no son sólo los políticos quienes
deben tener la clase correcta de educación.
Interlocutor:
Entonces, ¿cuál es su idea de la clase correcta de educación?
K.:
Acabo de decírselo. Mire, se lo mostraré
nuevamente. Después de todo, la persona
religiosa no es la que adora a un Dios, una imagen hecha por la mano o por la
mente, sino una que investiga realmente qué es la verdad, qué es Dios; y una
persona así es verdaderamente educada.
Puede no haber ido a la escuela, puede no tener libros, quizá ni
siquiera sepa leer; pero se está liberando del temor, de su egoísmo, de su
interés propio, de su ambición. Por lo
tanto, la educación no es meramente un proceso de aprender a leer, a calcular,
a construir puentes, de realizar investigaciones para encontrar nuevos modos de
utilizar el poder atómico y demás. El
propósito de la educación es fundamentalmente ayudar al hombre a que se libere
de su propia mezquindad y de sus estúpidas ambiciones. Toda ambición es estúpida, mezquina; no
existe la gran ambición. Y la educación
implica también ayudar al estudiante a crecer en libertad y sin temor, ¿no es
así?
Interlocutor:
¿Cómo pueden todos los hombres ser educados de ese modo?
K.:
¿No quieres tú ser educado de ese modo?
Interlocutor:
¿Pero cómo?
K.:
En primer lugar, ¿quieres ser educado así?
No preguntes cómo, sientes que quieres ser educado de ese modo. Si tienes este sentimiento intenso, cuando
hayas crecido ayudarás a crearlo en otros, ¿no es cierto? Mira: si eres muy entusiasta jugando cierto
juego, pronto encontrarás a otras personas que lo jueguen contigo. De igual manera, si eres realmente entusiasta
en querer ser educado del modo que hemos estado discutiendo, ayudarás a crear
una escuela con la clase apropiada de maestros que proporcionarán ese tipo de
educación. Pero muy pocos de nosotros
queremos realmente ese tipo de educación, y entonces preguntamos: "¿Cómo
puede hacerse?". Acudimos a algún
otro para la respuesta. Pero si todos
ustedes -cada estudiante que está escuchando y espero que los maestros también-
quieren esa clase de educación, entonces la exigirán y la llevarán a cabo.
Tomemos
un ejemplo sencillo. Ustedes saben lo
que es la goma de mascar, ¿no? Si todos
quieren mascar goma el fabricante la produce, pero si no la quieren, el
fabricante quiebra. De igual modo y en
un nivel por completo diferente, si todos ustedes dicen: "Queremos la
clase correcta de educación, no esta falsa educación que sólo conduce al crimen
organizado", si dicen eso y es realmente lo que quieren decir, darán
origen a la clase correcta de educación.
Pero ya ven, ustedes son todavía demasiado jóvenes, demasiado temerosos,
por eso es importante ayudarles a crear esto.
Interlocutor:
Si quiero la clase correcta de educación, ¿necesito maestros?
K.:
Por supuesto que sí. Necesitas maestros
que te ayuden, ¿no es así? ¿Pero qué es ayudar?
No estás viviendo solo en el mundo, ¿verdad? Están tus compañeros estudiantes, tus padres,
tus maestros, el cartero, el lechero, todos son necesarios, todos se ayudan el
uno al otro a vivir en este mundo. Pero
si dices: "El maestro es sagrado, él está en un nivel y yo estoy en
otro", entonces esa clase de ayuda no es ayuda en absoluto. El maestro sólo es útil si no está utilizando
la enseñanza para alimentar su vanidad o como un recurso para su propia
seguridad. Si enseña no porque es
incapaz de hacer otra cosa sino porque realmente ama la enseñanza, entonces
ayudará al estudiante a crecer sin temor.
Esto significa nada de exámenes ni calificaciones ni notas. Si ustedes van a crear la clase correcta de
educación, necesitan de tales maestros para que les ayuden a crearla; es,
entonces, muy importante que los maestros mismos sean educados correctamente.
Interlocutor:
Si todas las ambiciones son estúpidas, entonces ¿cómo puede progresar el
hombre?
K.:
¿Sabe usted lo que es el progreso? Bien,
tenga paciencia y examinémoslo despacio. ¿Qué es el progreso? ¿Ha pensado
alguna vez al respecto? ¿Es progreso cuando usted puede ir a Europa en pocas
horas por avión en lugar de que le tome una quincena yendo en barco? La invención de medios más rápidos de
transporte, el desarrollo de armas más grandes, de mayores y mejores medios de
destruimos unos a otros aniquilando a miles de personas con una sola bomba
atómica en vez de derribarlas una por una con flechas; esto es lo que llamamos
progreso, ¿no es así? Éste ha sido, pues, el progreso en el sentido tecnológico,
pero ¿hemos progresado en alguna otra dirección? ¿Hemos terminado con las
guerras? ¿Es la gente más bondadosa, más amable, más generosa, más reflexiva,
menos cruel? No tiene que decir
"sí" o "no", mire simplemente los hechos. En lo científico y en lo físico hemos logrado
progresos enormes, pero internamente estamos atascados, ¿verdad? Para la mayoría de nosotros, la educación ha
sido como alargar sólo una pata de un trípode, de modo que nos falta el
equilibrio; ¡no obstante, hablamos de progreso, todos los periódicos están
llenos de él!
Interlocutor:
Tengo una amiga que odia a sus padres porque la han separado de una persona que
ella ama. ¿Cómo puedo ayudarla?
K.:
Ésta es una cuestión muy complicada, ¿no? ¿Sabes?, la vida no es nada fácil,
algunas partes de ella son muy crueles.
Hay padres irreflexivos que no se interesan en sus hijos en absoluto, o
si se interesan, quieren que sus hijos les obedezcan, que les imiten, que lo
hagan todo exactamente como desean los padres.
Así es como poco a poco se forma en los hijos la resistencia. Si ocurre que el padre es inteligente y la
madre estúpidamente obstinada cuando el padre no está, o viceversa, el hijo
siente resistencia, antagonismo hacia uno u otro de los padres. Quizá puedas
ayudar a tu amiga siendo más comprensiva, más afectuosa, explicándole de una
manera amable algunas de las cosas que tú y yo hemos hablado al respecto y que
tú comprendes por ti misma.
Mira,
en el momento en que alimentas un rencor, en que odias a alguien, eso te hace
más daño a ti que a la persona que te desagrada, porque ese sentimiento es como
una herida interna que está supurando; pero es muy difícil que los niños, los
jóvenes entiendan todo esto. Después de
todo, los niños están llenos de travesuras, de despreocupación, tal como deben
estarlo; y si los padres fuerzan a su hijo dentro de un determinado molde o
patrón, eso crea en el niño una resistencia tremenda, un ciego antagonismo que
él va a descargar sobre alguien cuando sea mayor. Si has comenzado a comprender esto, puedes
hablar de ello con tu amiga y tal vez la ayudes a no aumentar este odio, este
antagonismo que hay dentro de ella.
Interlocutor:
¿Cuál es la definición de estudiante?
K.:
Es muy fácil encontrar una defunción, ¿verdad?
Todo lo que tienes que hacer es abrir un diccionario en el lugar
apropiado y te dará la respuesta. Pero
ésa no es la clase de definición que quieres, ¿no es cierto? Quieres conversar sobre ello, quieres
averiguar qué es un verdadero estudiante. ¿Es un verdadero estudiante aquél que
aprueba exámenes, consigue un empleo y después cierra todos los libros? Ser un estudiante significa estudiar la vida,
no sólo leer los pocos libros requeridos por tu programa de estudios; implica
observarlo todo a lo largo de la vida, no sólo unas cuantas cosas en un período
determinado. Un estudiante, ciertamente,
no es sólo el que lee, sino el que es capaz de observar todos los movimientos
de la vida, los externos y los internos, sin decir: "esto es bueno,
aquello es malo". Si condenas algo
no lo observas, ¿verdad? Para observarlo
tienes que estudiarlo sin condenar, sin comparar. Si te comparo con algún otro, no te estoy
estudiando, ¿correcto? Si te comparo con
tu hermano menor o tu hermana mayor, los importantes son tu hermano o tu
hermana; por lo tanto, no te estoy estudiando.
Pero
toda nuestra educación consiste en comparar.
Te estás comparando perpetuamente a ti mismo o a otro con alguien: con
tu gurú, con tu ideal, con tu padre que es tan inteligente, un gran político y
demás. Este proceso de comparación y
condena te impide observar, estudiar. De
manera que el verdadero estudiante es aquél que lo observa todo en la vida,
tanto externa como internamente, sin comparar, aprobar ni condenar. No sólo es capaz de investigar en cuestiones
científicas, sino que también puede observar las operaciones de su propia
mente, de sus propios sentimientos, lo cual es mucho más difícil que observar
un hecho científico. Comprender todo el funcionamiento de la propia mente
requiere una gran dosis de discernimiento, muchísima investigación exenta de
condena.
Interlocutor:
Usted dice que todos los idealistas son unos hipócritas. ¿A quién llama
idealista?
K.:
¿No sabe usted qué es un idealista? Si
soy violento, podré decir que mi ideal es ser no violento; pero subsiste el hecho
de que soy violento. El ideal es lo que
espero ser con el tiempo. Me costará
años volverme no violento, y mientras tanto soy violento, ésa es la cosa real. Siendo violento, trato todo el tiempo de ser
no violento, que es lo irreal. ¿No es hipocresía eso? En lugar de comprender y disolver mi
violencia, estoy tratando de ser alguna otra cosa. El hombre que está tratando de ser otra cosa
de lo que es, es obviamente un hipócrita.
Es como ponerme una máscara y decir que soy diferente, pero detrás de la
máscara sigo siendo el mismo hombre de antes.
Mientras que si puedo investigar todo el proceso de la violencia y
comprenderlo, entonces existe una posibilidad de librarme de la violencia.
Capitulo 2.0 De El arte de vivir Por: Jiddu Krishnamurti
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