Educado en Mandato Británico de Palestina y licenciado en Historia Económica por la London School of Economics, conocía en profundidad el hebreo clásico y el moderno, y leía el sumerio así como otros idiomas antiguos de oriente. Tradujo y reinterpretó antiguas tablillas e inscripciones de los pueblos donde surgieron las primeras civilizaciones. Durante años fue uno de los principales periodistas y editores de Israel. Vivía en Nueva York, donde participó en programas de televisión y radio. Las obras de Sitchin, han sido traducidas a veintiséis lenguas, y publicadas en ediciones de bolsillo e incluso en versión Braille para invidentes. Las teorías de Sitchin, se apoyan en investigaciones basadas en fuentes sumerias, babilónicas, mitología del Cercano Oriente, de la arqueología y de la Biblia. Además de inscripciones hititas y de tablillas sumerias, acadias, babilónicas, cananeas y jeroglíficos egipcios. Así como de los nuevos descubrimientos en astronomía, geología, linguística, bioingeniería y tecnología espacial. Entretejiéndolo y relacionándolo todo con los libros del Antiguo Testamento, el Libro de los Jubileos y otras fuentes, llegó a conclusiones que en su opinión, le permitieron abordar la historia de la humanidad y del planeta Tierra desde una óptica absolutamente distinta a la establecida oficialmente. También se vale de pruebas arqueológicas, mitológicas y documentales para revelar lazos existentes entre las antiguas culturas del Próximo Oriente y las civilizaciones prehistóricas americanas. Hay que resaltar el altísimo nivel de erudición de Sitchin, una de las pocas personas del mundo capaz de leer e interpretar las tablillas sumerias, razón de que sus teorías fueran objeto de intenso debate.
Sitchin tradujo miles de tablillas de arcilla que se encuentran en distintos museos del mundo y en ellas se encuentra escrita la historia según los Sumerios (primera civilización conocida de la historia). En esas traducciones se habla de la creación humana, según la cual seres extraterrestres serían los responsables del inicio y la evolución de la especie humana (mediante intervención con ingeniería genética). Estas traducciones hacen que la comunidad científica choque frontalmente con lo que Sitchin y otros han investigado por su cuenta, al considerar las traducciones incorrectas. Fue autor de las «Crónicas de la Tierra», una serie de 7 libros en los que expuso el resultado de sus investigaciones: El 12.º planeta (presentado en 1976) fue el primero de ellos. Además de estos ejemplares, 7 volúmenes más acompañan a la serie, añadiendo estudios recientes, descubrimientos y exposiciones nuevas acerca de sus teorías. Sus traducciones e interpretaciones provocaron muy diversas reacciones. Según su traducción, existe en el Sistema Solar un planeta llamado Nibiru que se acerca cada 3600 años, provocando cambios positivos o catástrofes. El tamaño y la órbita con la cual Nibiru ("Planeta del Cruce" traducido) ingresa a nuestro Sistema Solar (a favor de las agujas del reloj, contrario al resto de planetas), serían los causantes de tales eventos.4 Según las teorías de Sitchin basadas en los escritos sumerios sobre el origen del planeta Tierra, Nibiru (Marduk para los Babilonios) fue capturado por la órbita de Neptuno (EA). Ingresó en nuestro Sistema Solar contrariamente al sentido en el cual giran los demás planetas (en contra de las agujas del reloj) y varios de los satélites del "planeta intruso" impactaron con la Tierra (Tiamat) partiéndola en dos, y desplazándola de su órbita natural. Con el tiempo, nuestro planeta, iría adquiriendo la forma como lo conocemos hoy día, y los restos de la colisión serían el Cinturón de Asteroides. Parte de las tablillas sumerias, asegura Sitchin, se refieren a una raza extraterrestre (los Dioses), que habían creado a los humanos para que trabajaran como esclavos en sus minas de África (y en otros lugares de la tierra como América del Sur y Mesoamérica), con el fin de obtener minerales y metales, principalmente Oro. A esta raza se le llama Anunnaki o Abbennakki. Según su traducción, los de "cabeza negra" de Sumeria fueron creados por esos seres, al mezclar las esencias de vida del hombre/mujer simio y los Anunnaki. El proceso consistía en «fijar» sobre la criatura ya existente la «imagen» (la composición genética, interna) de los Anunnaki; es decir, implementar mejoras en el hombre/mujer simio mediante manipulación genética y, adelantándose así a los acontecimientos evolutivos, darle vida al «hombre», al Homo Sapiens. La gente de "cabeza negra" fue considerada como esclavos en la jerarquía sumeria. Era el término que utilizaban los Sumerios para identificarse a si mismos. Las tablillas sumerias se refieren a la gente de cabeza negra, que fueron creados en una región geográfica llamada 'AB.ZU.' (Mundo Inferior o Hemisferio Sur), la cual correspondería a África del oeste.5 Habla de que la realeza era una combinación de "Dragones" y humanos, o que eran descendientes directos del dios solar, Shamhash. Los Anunnaki son veintitrés dioses del panteón sumerio, incluyendo a Enlil (señor de los vientos) y Enki (señor de la tierra). A estos dioses solares se les llamaba 'Sir', o Dragones, en Babilonio. Así mismo, la palabra, 'Sir', aparentemente significa 'gran serpiente' que es relativa en Sánscrito con la palabra 'Sarpa', que también describe a los "dioses dragones", quienes crearon y regían a la cultura drávida. Según Sitchin, los Anunnaki probablemente aún existan en otro plano de existencia, y aún pueden influir en la humanidad. Se especula que esa raza podían ser anfibios, reptiles o semireptiles es decir reptiles humanoides, según las descripciones antiguas.
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