miércoles, 28 de diciembre de 2011
Nada te hace fracasar tanto como el éxito
Se dice de Alejandro Magno que el día que se convirtió en conquistador del
mundo cerró las puertas de su habitación y se puso a sollozar.
Sus generales estaban muy molestos. Qué había sucedido? Nunca habían visto
a Alejandro llorar. No era esa clase de hombre, era un gran guerrero. Lo habían
visto en tremendas dificultades, en situaciones en que su vida corría grave
peligro, en que la muerte era inminente, y no habían visto salir de sus ojos ni
una sola lágrima. Nunca lo habían visto en un momento de desesperanza. Qué le
estaba ocurriendo ahora, ahora que tenía éxito, ahora que era el conquistador
del mundo?
Golpearon a su puerta, entraron y le preguntaron: ‘Qué le sucede? Por qué
llora como un niño?’ Y él respondió: ‘Ahora que he tenido éxito, sé que todo ha
sido un fracaso. Ahora sé que estoy parado exactamente en el mismo lugar donde
estaba antes de comenzar con estas tonterías de conquistar el mundo. Y esto me
ha quedado claro ahora que no hay otro mundo que conquistar. Ya no hay ningún
otro mundo que conquistar, no hay nada más que hacer, y de repente me siento
abandonado a mi suerte.
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