viernes, 3 de septiembre de 2010

EL ESTADO DE PRESENCIA

NO ES LO QUE USTED CREE QUE ES

Usted habla continuamente del estado de presencia como la clave. Creo que lo entiendo intelectualmente, pero no sé sí lo he experimentado verdaderamente alguna vez. Me pregunto ¿es lo que pienso que es o es algo completamente diferente?

¡No es lo que usted piensa que es! Usted no puede pensar en la presencia y la mente no puede comprenderla. Comprender la presencia es estar presente.
Intente un pequeño experimento. Cierre los ojos y dígase a sí mismo: "Me pregunto cuál va a ser mi próximo pensamiento". Luego póngase muy alerta y espere por el próximo pensamiento. Compórtese como un gato observando la guarida de un ratón. ¿Qué pensamiento va a salir de la guarida del ratón? Inténtelo ahora.
¿Bien?

Tuve que esperar un buen rato antes de que el pensamiento llegara.

Exactamente. Mientras esté en un estado de intensa presencia, usted está libre del pensamiento. Usted está quieto y sin embargo muy alerta. En el instante en que su atención consciente cae por debajo de cierto nivel, el pensamiento se apresura a aparecer. El ruido mental regresa; la quietud se pierde. Usted vuelve al tiempo.
Para probar su grado de presencia se sabe que algunos maestros de Zen se acercaban sigilosamente a sus estudiantes desde atrás y los golpeaban súbitamente con un bastón. ¡Todo un shock! Si el estudiante estaba completamente presente y en estado de alerta, si tenía "los riñones ceñidos y la lámpara ardiendo", que es una de las analogías que usa Jesús para la presencia, notaría la llegada del maestro desde atrás y lo detendría o se apartaría. Pero si se dejaba golpear, eso significaba que estaba inmerso en sus pensamientos, es decir ausente, inconsciente.
Para estar presente en la vida diaria ayuda estar firmemente arraigado en su interior; de otro modo, la mente, que tiene una inercia increíble, lo arrastrará como un río salvaje.

¿Qué quiere usted decir con "arraigado en su interior"?

Significa habitar su cuerpo completamente. Tener siempre algo de su atención en el campo de energía interior de su cuerpo. Sentir el cuerpo desde adentro, por decirlo así. La conciencia del cuerpo lo mantiene presente. Lo ancla en el Ahora (vea el capítulo seis).

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