jueves, 20 de septiembre de 2012
La libertad y la inteligencia.
Cuando el viejo cerebro ve que él nunca puede
comprender qué es la libertad, cuando ve que es incapaz de descubrir algo
nuevo, esa misma percepción es la semilla de la inteligencia, ¿verdad? Eso es
inteligencia: «yo no puedo hacerlo». Yo pensaba que podría hacer una gran
cantidad de cosas, y puedo hacerlas en determinada dirección, pero en una
dirección totalmente nueva, nada puedo hacer. El descubrimiento de eso es,
evidentemente, inteligencia.
Ahora bien, ¿cuál es la
relación de esa inteligencia con lo otro? ¿Es lo otro parte de este
extraordinario sentido de inteligencia? Quiero averiguar qué significado damos
a esa palabra «inteligencia»; la mente no debe quedar atrapada en las palabras.
Es obvio que durante todos estos siglos el viejo cerebro pensaba que podía
tener su Dios, su libertad, que podía hacer todo cuanto quisiera. Y súbitamente
descubre que cualquier movimiento del viejo cerebro, es aún parte de lo viejo;
por lo tanto, la inteligencia es la comprensión de que el viejo cerebro solamente
puede funcionar dentro del campo de lo conocido. El descubrimiento de eso es
inteligencia, decimos. Ahora bien, ¿qué es esa inteligencia? ¿Cuál es su
relación con la vida, con una dimensión que el viejo cerebro no conoce?
Vean, la inteligencia no es personal,
no es el resultado de argumento alguno, ni de alguna creencia, opinión o razón.
La inteligencia surge cuando el cerebro descubre su falibilidad, cuando
descubre de qué es capaz y de qué no lo es. ¿Qué relación tiene entonces esa
inteligencia con esta nueva dimensión? Quisiera más bien no emplear la palabra
«relación».
La dimensión diferente sólo
puede operar por medio de la inteligencia; si no existe esa inteligencia, no
puede operar. Así es que, en la vida cotidiana, esa dimensión sólo actúa si funciona
la inteligencia. La inteligencia no puede funcionar cuando el viejo cerebro
está activo, cuando existe cualquier forma de creencia y adhesión a algún
fragmento particular del cerebro. Todo eso es falta de inteligencia. El hombre
que cree en Dios, el que dice: «sólo hay un Salvador», no es inteligente. El
hombre que afirma: «Yo pertenezco a este grupo», no es inteligente. Cuando uno
descubre la limitación de lo viejo, el mismo descubrimiento de eso es
inteligencia, y solamente cuando esa inteligencia funciona, la nueva dimensión
puede operar a través de ella. ¿Lo han captado?
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1 comentario:
Hola.
Que gran artículo sobre la inteligencia.
Me parece que definir un objetivo para conseguir las metas que logramos es importante para eso debemos sacar el mayor provecho de nuestro cerebro.
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