miércoles, 28 de septiembre de 2011

Sin opuestos


En sánscrito tenemos tres términos: uno para el sufrimiento, uno para el gozo y uno que trasciende ambos... que es anand, felicidad.
  
Anand no es ni sufrimiento ni el así llamado gozo: es un gozo total­mente diferente que carece de recuerdo alguno de sufrimiento, que no está contaminado por el opuesto. Esa una pura unicidad donde no existe la dualidad.
Por lo general, resulta difícil incluso concebirlo. A menos que lo pruebes, incluso es complicado entenderlo. Porque todo lo que podemos entender necesita al menos dos cosas; el opuesto es una obligación. Podemos entender la figura solo gracias al fondo. Este momento lo lla­mamos noche por el día, llamamos alguien bueno por el malo, alguien hermoso por el feo. El opuesto es imprescindible, lo define.
Pero anand significa el estado en el que no hay opuesto, cuando has llegado a la unidad, cuando no existe la posibilidad del otro.
El océano de la felicidad solo tiene una orilla. Es totalmente ilógico, porque ¿cómo puede haber únicamente una orilla? El estado de felicidad es ilógico. Aquellos que están demasiado vinculados a la lógica jamás pueden alcanzarlo, solo le abre su puerta a la gente loca.

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